jueves 11 de agosto de 2022
- Juan Silva, sociólogo e investigador del Centro ANID Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, realizó un estudio con pescadores artesanales de México e Indonesia, trabajo que se publicó en la revista Ocean and Coastal Management. Los resultados también buscan sentar bases para desarrollar un proyecto piloto en Chile.
La pesca artesanal es una actividad indispensable en Chile y el planeta, que permite no sólo el sustento de las comunidades costeras, sino que además contribuye a la seguridad alimentaria, aportando el 50% de la captura mundial para consumo humano.
Si miramos desde arriba, podríamos contabilizar más de 2 millones de embarcaciones artesanales motorizadas circulando diariamente por las costas y océanos del mundo (alrededor del 86%). No obstante, en base a la literatura existente, investigadores chilenos indican que, a nivel global, existe una importante ausencia de datos sobre el comportamiento pesquero, y escaso monitoreo de estas actividades en embarcaciones artesanales, información que consideran relevante para el manejo pesquero y el bienestar de las propias comunidades y ecosistemas.
Con el fin de abordar esta problemática, un grupo de estudiantes y académicos de la Universidad de California Santa Barbara, en conjunto con Global Fishing Watch y otras organizaciones colaboradoras, incluyendo a científicos de los Centros ANID Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, e Instituto Milenio en Socioecología Costera, SECOS, realizaron una investigación que fue publicada recientemente en la Revista Ocean and Coastal Management. El estudio, liderado por Juan Silva, sociólogo del IEB y SECOS, y especialista en medio ambiente, consideró el trabajo en terreno con comunidades pesqueras de México e Indonesia, a fin de evaluar qué condiciones y atributos eran relevantes para los pescadores artesanales, al momento de optar por tecnologías de monitoreo y seguimiento de sus embarcaciones.
“La pesca artesanal emplea casi al 90% de la población pesquera global, y ésta normalmente se realiza más cerca de la costa, área en la que justamente se encuentra la mayor concentración de biodiversidad y recursos de los que dependen estas zonas y comunidades humanas. Sin embargo, estimaciones del 2019 indican que menos de un 0,4% de estas embarcaciones artesanales utilizan sistemas de monitoreo, herramientas que, si se usan correctamente y con la participación voluntaria de los pescadores, pueden ser de gran utilidad para realizar mejor planificación espacial y planes de manejo para la pesca artesanal”, explica el integrante del Laboratorio de Conservación y Bienestar Humano del IEB.
Al respecto, Juan Silva explica que un mejor manejo de las zonas pesqueras, representa claramente un beneficio para los ecosistemas, los mismos pescadores y futuras generaciones. “Según exploramos en la investigación, vemos que esto también puede generar beneficios directos e inmediatos a los pescadores, por ejemplo, incluyendo funciones de rescate geolocalizado, empoderándolos con conocimientos y herramientas sobre su propia actividad pesquera, fortaleciendo la transparencia y la trazabilidad de su actividad pesquera, reduciendo la pesca ilegal y, en el mediano o largo plazo, contribuyendo a mejorar las condiciones de sus ecosistemas y sus especies de interés comercial. Otros potenciales beneficios, que dependerán de la flexibilidad en el diseño de esta tecnología, pueden ser incluir una interfaz de GPS para facilitar la navegación y guardar locaciones de pesca, permitir la carga de aparatos electrónicos, o funcionar como dispositivos antirrobo de motores. En algunos casos, el uso de estas tecnologías permite también acceder a certificaciones de trazabilidad que pueden agregar valor a los productos”, asegura el investigador.
Rodrigo Oyanedel, investigador de SECOS, también se refiere a la importancia de estas tecnologías, que inicialmente fueron desarrolladas para apoyar la conservación de recursos naturales, y que en la pesca artesanal pueden ser adoptadas de forma voluntaria, a diferencia de la industrial. “Hay al menos dos objetivos de los sistemas para trackear el posicionamiento de los barcos. Uno tiene que ver con tener información acerca de dónde está pescando la gente y el esfuerzo invertido, y el otro tema, más grande, es de seguridad, de poder monitorear dónde están las flotas, si hay accidentes, y para que las personas que estén en el mar puedan ser localizadas”, comenta.
Trabajo junto a comunidades pesqueras
La investigación se inició el año 2018, mientras Juan Silva desarrollaba un master en ciencias ambientales, en la Bren School de la UC Santa Bárbara, California. Para ello, y en alianza con la ONG internacional Global Fishing Watch, el sociólogo y un equipo de estudiantes trabajaron directamente con 124 pescadores de Indonesia y 87 de México, a través de encuestas y otras metodologías en terreno que consideraron las necesidades de las comunidades en sus contextos locales. En concreto, realizaron un estudio para identificar qué condiciones aumentaban la probabilidad de adopción de programas de monitoreo. Asimismo, diseñaron paquetes que representaban programas de monitoreo con la combinación de distintos atributos, incluyendo: seguridad (si contaba o no con SOS), propiedad de la información generada (de los pescadores, Gobierno, empresa, o pública), y privacidad (si la información generada por la tecnología es anónima o no). Y luego en base a combinaciones aleatorias, se generaron 16 paquetes distintos, con encuestas que contenían dos opciones para elegir.
“La metodología fue bastante innovadora y creemos que resultó exitosa. Tuvimos tasas de respuesta del 100%, un gran interés de los pescadores por participar y conocer más sobre el tema, y nos permitió estimar cuánto estarían dispuestos a pagar o que les pagaran por el uso de estas tecnologías. Además, fue fascinante poder conocer en persona sus lugares y herramientas de trabajo, así como sus actividades y los desafíos que enfrentan día a día”.
En relación a los resultados, los autores del estudio aseguran que el atributo más valorado fue la función de rescate y seguridad. La propiedad de los datos también fue un tema destacado, y la preferencia aludió a que la información fuese de los propios pescadores. “Muchos pescadores corren riesgos en cada salida, y estos dispositivos pueden permitir un monitoreo casi en tiempo real de su actividad, y enviar señales de SOS a autoridades en tierra. En algunos casos, incluso los familiares de los pescadores pueden monitorear su actividad, lo que brinda paz mental”, señala.
Fuente: IEB