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Baños de bosque: alternativa natural para mejorar la salud mental

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  • Se trata de un estudio pionero en Sudamérica sobre cómo podemos reducir la ansiedad y el estrés mediante paseos contemplativos en la naturaleza.

Comenzó en Japón, con experiencias meditativas en los bosques, y luego se extendió por el sudeste asiático, Europa y Medio Oriente. Se llama ‘baño de bosque’, y ha demostrado buenos resultados para inducir estados de relajación que propician el bienestar físico y mental y -en el caso de estudiantes universitarios- ayudar a reducir el estrés y emociones negativas derivadas de su quehacer académico.

En busca de alternativas terapéuticas simples y al alcance de las personas, un equipo de investigadores y tesistas, liderado por el Dr. Álvaro Langer, director alterno del Núcleo Milenio Imhay y académico de la Universidad San Sebastián de Valdivia, decidió explorar este tema.

La investigación se aplicó en dos grupos de estudiantes para comparar efectos: uno hizo una caminata por las calles del centro de valdivia, hasta llegar a una plaza céntrica, y el otro grupo hizo lo mismo, pero paseando por el arboretum de la Universidad Austral, un recinto de 60 hectáreas a la orilla del río, lleno de especies propias del bosque templado lluvioso valdiviano.

“Fue una caminata de media hora, más quince minutos de contemplación. En el caso del grupo de bosque, estaban sentados mirando al río Cruces en silencio y observando simplemente la naturaleza, sin mirar el celular y sin distracciones. En el grupo de ciudad se hizo algo similar en una plaza, pero mirando hacia la municipalidad”, explica el Dr. Langer.

Si bien los baños de bosque suelen durar entre 2 y 3 horas, en el estudio chileno la sesión fue más breve, porque se quería probar los efectos de una actividad que los estudiantes pudieran hacer entremedio de sus clases, de manera autónoma y cerca de su lugar de estudios.

Resultados alentadores

Los investigadores a cargo del estudio aplicaron cinco instrumentos que evaluaron: el estado de bienestar psicológico, la capacidad de atención plena, la ansiedad, el estrés y el aprendizaje autorregulado de los participantes, además de la presión arterial. Y lo que encontraron fue que incluso una sesión así de breve -caminata de media hora más quince minutos de contemplación del entorno- efectivamente les redujo la ansiedad.

“Puede ayudar a los estudiantes, por ejemplo, en períodos de exámenes, donde aumentan los niveles de ansiedad”, comenta el director alterno de Imhay. “El hecho de que ellos puedan bajar esos niveles también es una forma de regular lo que les pasa, y de sentir que tienen las competencias para afrontar diversas situaciones. Eso tiene un carácter preventivo, para no empezar una escalada de síntomas que sientan que no puedan manejar”.

Sobre las otras variables de salud mental, el estudio no detectó un cambio estadístico significativo, presumiblemente debido a la corta duración de la actividad. Si bien el ‘baño de bosque’ promueve la atención focalizada en el entorno y en el aquí y ahora, el equipo investigador concluye que para observar cambios en esta variable se deberían enseñar a los participantes técnicas y habilidades basadas en la meditación, como la respiración consciente o el escaneo del cuerpo.

Los resultados de esta primera investigación, ponen sobre la mesa la relevancia que las intervenciones basadas en la naturaleza pueden tener para la promoción de la salud mental de estudiantes universitarios y dejan abiertas las puertas para seguir explorándolas y, en especial, para evaluar aspectos relacionados con la conexión con la naturaleza, es decir, con la forma en cómo las personas se relacionan con el entorno.

Fuente: Imhay

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